04 oct Algo no va bien: a propósito de la Agenda 2030
València, 04-10-2023.-
Estamos en el Ecuador de la Agenda 2030. Esta semana se han cumplido ocho años desde que Naciones Unidas aprobara los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Lamentablemente, hoy sabemos que -a mitad de trayecto- ninguno de los ODS está en camino de lograrse. Desde hace varios años (desde la pandemia, en realidad) el progreso ha comenzado a estancarse, e incluso se registran retrocesos: millones de personas han vuelto a caer en la pobreza, los conflictos armados se multiplican, la desigualdad y el hambre son cada vez mayores, y la crisis climática avanza fuera de control.
La Agenda 2030 nació como una idea de bienestar futuro compartida por los Estados, el sector privado y la sociedad civil: un plan de acción para transformar el mundo, con el que se pretende erradicar el hambre, proteger el planeta y asegurar la prosperidad de todas las personas. Sin embargo, hoy, con metas cada vez más lejanas, la Agenda comienza a quedar relegada e incluso es cuestionada; y tenemos ejemplos muy recientes que muestran el intento de politizar el debate sobre esta cuestión.
¿Pero quién puede estar en contra de tan nobles propósitos? Lo lógico parecería que la respuesta a esta pregunta fuera “nadie” y, desde luego, es seguro que la ciudadanía percibe estas metas como algo de sentido común y de elemental humanidad. Antes de que la guerra en Ucrania, la pandemia y la crisis financiera detuvieran la línea de progreso, eran pocas las voces que se dejaban oír en contra de la Agenda 2030. Ahora la cosa ha cambiado, e incluso la prestigiosa revista Nature exigía hace poco la revisión de los ODS para hacerlos más asequibles. Y hay una parte importante del empresariado capitalista que está tratando de desacreditar la Agenda, pese a que -ya fuera por convicción o porque vieran en ello nuevas oportunidades de negocio- no tardaron en declararse firmes defensores de la corriente de sostenibilidad que recorría la opinión pública (recordemos el giro que dio en 2019 la Business Roundtable, integrada por grandes empresas de Estados Unidos, erradicando de su discurso el culto al beneficio para sumarse al carro de la sostenibilidad).
Así que la Agenda 2030 está recibiendo palos por todos lados. Por eso, nos parece oportuno declarar con rotundidad que las cooperativas valencianas, aun sabiendo que se trata de una hoja de ruta muy ambiciosa, seguimos comprometidas con la Agenda 2030 y no entendemos el progreso sin sostenibilidad. Siempre lo hemos dicho: nuestra apuesta es una economía centrada en las personas, respetuosa con el entorno y basada en los principios éticos de equidad y justicia.
Los ODS son nuestro escenario natural. De hecho, no es casualidad que el mismo secretario general de la ONU, António Guterres, en un informe del pasado 17 de julio, asegurara que “por sus valores y sus principios, las cooperativas son directamente relevantes para el desarrollo sostenible”. Es más: el informe de Guterres subrayaba también que “las cooperativas han demostrado ser capaces de promover el desarrollo económico y social de todas las personas (…) Contribuyen a la inclusión social y a la erradicación de la pobreza y el hambre. Muchas han demostrado ser resilientes, especialmente en tiempos de crisis social y económica”. Y concluía: “Pese a las enormes contribuciones que pueden hacer (…) para lograr el desarrollo sostenible, las cooperativas siguen teniendo un papel relativamente pequeño en las políticas y prácticas económicas y sociales”, razón por la que el secretario general de Naciones Unidas acababa recordando a los Estados Miembros que “apoyar y reforzar a las cooperativas para convertirlas en empresas pujantes aumentará su capacidad para facilitar el desarrollo sostenible y el bienestar económico y social”, para lo cual hacía una serie de recomendaciones que no reproducimos por razones de espacio.
De modo que ocupamos la pole position para recorrer la única senda que concebimos, porque ninguna empresa -cooperativa o no- alcanzará el éxito empresarial sin un entorno sostenible. No obstante, y siempre lo hemos reconocido, ser cooperativa no es un pasaporte hacia la ética empresarial: la base es la idónea, pero las cooperativas deben promover y activar la sostenibilidad en cada decisión que toman y en las prácticas que desarrollan.
Quizá haya que revisar los plazos, sí, pero eso no resta un ápice a nuestro convencimiento de que la Agenda 2030 es el camino. Un camino en el que, efectivamente, no hay que dejar a nadie atrás.
Algo no va bien en la Agenda 2023 – Coopera – Las Provincias